sábado, 24 de agosto de 2013

Carretera

La naturaleza se impuso a cada instante:
los relámpagos rasgaban los nubarrones,
las gotas nos humedecían hasta la conciencia
las esferas pequeñas de granizo nos lastimaban el cuerpo...

Tú me conducías por el camino resbaladizo mientras
me asía a tu espalda, confiada en tu espíritu libre
en tu rostro sin reveses
en tus instintos desnudos.

Tus besos me convirtieron en agua:
lentamente me evaporé
y me disipé en el horizonte del bosque tuyo.




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